Jesús

"Necesidad de creer" 

Quizás era el segundo o tercer cliente de la semana. Una muy buena semana para María, tal vez podría conseguir unos gramos si le preguntaba al hijo pero
Jesús aún no volvía a casa, María solo esperaba no tener que salir a buscarlo de nuevo. La ultima vez su barba contenía tanto vomito que estaba durisima,
le costo mucho traerlo desde el antro, tuvo que utilizar la carretilla de madera que armó José.
 "¡Mamá!" Se escuchan gritos y corridas. María sale de su casa y ve una polvareda de humo alrededor de Jesús que viene siendo perseguido. "Mamá, cierra la puerta".
Jesús se tira adentro de la casa pasando por la puerta y María logra cerrar antes de que sus perseguidos entraran.
"¡Farsante¡", "¡Devuélvenos el oro!", "¡Sal, te mataremos!".
María lo mira a Jesús.
- ¿De nuevo estuviste haciendo magia?
- No es magia, son ilusiones, no tengo la culpa de que la gente de este pueblo sea tan estúpida.
- Lo sé, pero el estúpido serás tú cuando te maten.
- Por favor, no son los más inteligentes si te creen hijo de Dios
- Devuelveles su oro y déjate de engaños Jesús
- No los escucho, quizás ya se fueron.

Jesús abre una ventana para poder mirar hacia afuera y los ve, están esperando que salga, lo quieren sorprender.
- Oigan, ¿Quieren su estúpido oro? Tomen.
Jesús arroja el oro hacia los hombres pero al agarrarlo éste se vuelve como el agua y se desliza de sus manos.
- ¿Que haz hecho? Idiota. Te mataremos Jesús, tarde o temprano te encontraremos y te colgaremos.
Jesús se ríe de ellos y cierra la ventana.

María lo mira con descontento y le dice que es un idiota. Luego se va a su cuarto a buscar el dinero de su ultimo cliente.
- ¿Trabajaste hoy? Que asco. Al menos ahora lo haces cuando yo no estoy.
- Alguien debe mantener tus idioteces. ¿Cuando traerás comida?
- Si no me dejaras devolver todo lo que gano, tendríamos para comer siempre.
- Tu padre siempre dijo que eras un problema. Tenia que haberle hecho caso y dejarte en el rió, así te llevaba la corriente.
- Opino lo mismo, al menos así no tendría que soportar a ninguno de los dos con sus tonterías.

Jesús sale de su casa y emprende camino a donde aún ni él sabe donde. Pero sabe algo que los demás no. La necesidad de la gente por creer en algo es tan grande que es fácil de engañar

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